¡ LO QUE NO SE NOMBRA NO EXISTE!
Homenaje de activistas a Julio Cardona-Agustin-
«Niños y jóvenes migrantes: entre las redes de trata y la brutalidad criminal y policial»
El asesinato de Julio Fernando Cardona Agustín, joven guatemalteco de 19 años de edad, quien murió lapidado por una turba de desconocidos el 7 de agosto recién pasado, luego de ser capturado por policías municipales y entregado a sus victimarios (supuestamente en condición de venta), en Tuxtitlán Ixcali, México (1), ha puesto de relevancia las dramáticas condiciones que deben enfrentar miles de migrantes latinoamericanos en su recorrido transfronterizo entre México y los Estados Unidos, en particular, las duras y riesgosas condiciones que afrontan los niños y jóvenes, que por su condición de migrantes son mucho más vulnerables.
El caso particular de Julio Fernando Cardona ha llamado poderosamente la atención de la opinión pública internacional, por cuanto se trata de un joven que transitaba por territorio mexicano en calidad de acompañante de la llamada Caravana «Paso a Paso» por la Paz, realizada por familiares de migrantes desaparecidos, y cuyo destino final era arribar a suelo estadounidense.
Otra de las razones por las cuales éste caso ha producido indignación especial, se debe al hecho de que precisamente seis días antes de producirse éste crimen, el relator especial de Trabajadores Migratorios y miembros de sus familias, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el señor Felipe González, había solicitado al Estado mexicano que se garantizara la vida de los migrantes que van de paso.
Por otra parte, recientes informes periodísticos publicados en la prensa guatemalteca en julio recién pasado, dan cuenta del intenso tráfico ilegal de niños y niñas de diversos departamentos y municipios de Guatemala (e incluso de Honduras y El Salvador), quienes son llevados por redes criminales a mendigar a diversas ciudades mexicanas (2).
Las fuentes periodísticas señalan que en días recientes las autoridades han ubicado y rescatado al menos 20 niños guatemaltecos, en su mayoría originarios del occidental departamento de Sololá, quienes son obligados a mendigar en las calles y que en algunos casos, las redes de trata les pagan a sus padres Q. 300 quetzales mensuales (unos US $ 40 dólares).
Según las mismas fuentes periodísticas, sólo en el año 2010 fueron identificados 356 casos de niños y adolescentes centroamericanos y suramericanos, víctimas de las redes de tráfico humano ilegal, de los cuales 332 eran niños guatemaltecos en edades entre los 7 y los 14 años.
Otro de los flagelos que agobian y amenazan la integridad física y psicológica de los migrantes centroamericanos y suramericanos en su paso por México, son los frecuentes secuestros y extorsiones de que son víctimas, actos muchos de ellos llevados a cabo en forma colectiva por grupos criminales fuertemente armados, con logística propia y en muchos casos, con la complicidad y/o apoyo de autoridades locales corruptas, como la masacre de Tamaulipas, México, ocurrida hace exactamente un año, cuyos cadáveres fueron descubiertos el 24 de agosto 2010 en un rancho del municipio de San Fernando, en la cual fueron asesinados un total de 72 migrantes de diversas nacionalidades (en su gran mayoría centroamericanos).
Los casos más recientes en este año se han producido a fines de junio e inicios de julio recién pasados. En el primero de ellos, ocurrido el 24 de junio, fueron secuestrados 41 migrantes guatemaltecos que se trasladaban en tren , cuando viajaban entre Oaxaca y Veracruz, México (3). En el segundo caso, a inicios de julio fueron secuestrados 18 migrantes, de los cuales 14 eran hondureños y 4 guatemaltecos, cuando viajaban igualmente en tren, mientras procedían de Palenque, Chiapas.
En muchos de éstos casos, los secuestrados que tienen suerte son liberados después de que sus familiares en sus países de origen pagan jugosos rescates, pero sucede con frecuencia que muchos de ellos sufren todo tipo de vejámenes en su cautiverio, en particular las mujeres, que son violadas y posteriormente asesinadas, tal y como sucedió en el caso de Tamaulipas.
Finalmente, resulta de suma importancia resaltar la convicción de que si bien es cierto no se puede detener la migración voluntaria transfronteriza (sea ésta realizada en condiciones de legalidad o ilegalidad), es imprescindible que los Estados y gobiernos de la región diseñen e implementen políticas, planes, programas, proyectos, campañas y acciones concretas y efectivas, a fin de proteger al máximo la integridad física, emocional y psicológica de quienes por una u otra razón se convierten en migrantes indocumentados en tránsito hacia México y los EEUU.
Y en el caso particular de los niños y jóvenes se requiere que los Estados de la región impulsen vigorosas campañas de información y sensibilización hacia los padres de familia y educadores en general, a fin de desestimular la migración de sus hijos en condiciones de gran desventaja, precariedad y peligrosa vulnerabilidad.
Notas:
1-Prensa Libre, 17 agosto, 2011, p. 2.
2-Prensa Libre, 19 julio, 2011, p. 14.
3- Ibid, p. 14.
Sergio Barrios Escalante.
Miembro de la Asociación para el Desarrollo de la Niñez y Adolescencia (ADINA).
convivenciaalterna@yahoo.com
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Convivencia Alterna forma parte de la revista de Análisis de Fondo, Raf-Tulum.
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